jueves, junio 08, 2006

"¡Ubíquense!"

Esta pequeña anécdota pretende hacerle antesala al post serio que hará Andrés con un artículo del X. Andrade que leímos en la cabina, luego de entrevistar a Carlos Tutivén, otro antimarchista... (Carlos, si estás leyendo esto, no me corrijas, por favor).

Hoy seguimos hablando de la Marcha por la Vida y la Paz en nuestros característicos términos reflexivos, escépticos y apasionados (conjunción imposible). Hoy no hubo cinismos como el día que hablamos del aborto; ni hubo mucho chiste ni risas ni joda. Según yo, estuvimos medio aburridos. Pero así y todo, la gente se acaloró y gracias a eso recibimos nuestro primer mensaje de verdad (o sea, al 1350 y no a nuestros celulares propios):
"Ubiquense, a mi familia la asaltaron 7 veces!!!! En q planeta viven? Abogados del Diablo!"

(Creo que nuestro oyente escribió Diablo con mayúsculas: eso es ser ubicado).

Rose respondió con un sarcasmo y un humor poco habituales en ella... Yo, raro en mí, quise descubrir las íntimas motivaciones de esta persona en vez de burlarme o mandarla al Diablo (nuestro cliente), como hubiera hecho en otro momento.

Esa cabina me altera la composición molecular. Me siento extraña, como si no fuera yo. Es decir, siento responsabilidad y compromiso. Quizá es hambre nomás.

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domingo, junio 04, 2006

Call me Trimtab *

Hay decenas de autores que han escrito frases sobre el momento exacto en que se ha dejado de ser niño o niña: tiene que ver con darte cuenta de la presencia (abrumadora o débil, pero presencia, al fin) del dolor, o quizás del deseo (propio o ajeno), o quizás de la verdad; o quizás de algo más.

Es un momento clave, fácilmente señalable y tan nítido que pueden perderse, para favorecerlo, recuerdos valiosísimos en esa extraña economía de la memoria.

Para mí, ese momento fue cuando supe que los Reyes Magos no eran tales, sino que era mi papá. Estaba claro que yo sabía lo que era mentir, porque yo ya había mentido. Pero una cosa es mentir, y otra cosa es que te mienta tu papá. Así sea para prolongar tu infancia, tu candidez. O para impedir la llegada de la adolescencia pateando al perro. Entiendo. Siguiendo el marco de analogías con la fauna, yo quisiera que mi gato Cirilo se quedara siempre así de lindo, que no se engordara ni se quedase calvo y con el pelo como estopa. Pero le llegará el día, si no se va antes porque le vuelven a crecer los testículos y las ganas de aventura. Entiendo todo eso, de verdad.

En fin, mi punto, tardío, para variar, es que si bien ese momento siempre llega, hay otro momento similar, que no siempre llega. A mí, por suerte, me llegó hace poco. No lo recibí como una revelación o un desencanto preciso, como suele suceder con el momento de dejar atrás la niñez; sino como un respiro, un soltar el lastre, dejar botada la mochila. Una alegría calmada que flotó y flota todavía a mi alrededor como un satélite budista, llenando todo de luz y de lucidez.

No sucedió cuando creí descubrir quién era yo, porque eso ocurre muchas veces a lo largo de una vida. Yo siempre creí descubrir quién era luego de cada desgracia que me sucedía, y cada vez resultaba ser alguien distinta.

El momento al que me refiero, mas bien, es cuando descubrí cuál es mi juego.

Y mi juego es sencillo: voy a cambiar el mundo. Eso no quiere decir que el mundo vaya a cambiar gracias a mí; sino que me suscribo al proyecto, me adscribo a la utopía, a la locura, a la pasión probablemente mortal e infructuosa de intentarlo, no porque crea que el mundo vaya a cambiar, sino porque no encuentro un juego mejor que ese, más convincente o que valga más la pena.

O la vida.


* Buckminster Fuller, el gran arquitecto, diseñador, matemático, visionario, filósofo y posteriormente, gurú, perdió a su hija cuando tenía 32 años. Se deprimió tanto que quiso suicidarse, pero a última hora tuvo una especie de revelación que lo detuvo y lo transformó. Decidió emprender una búsqueda: quería descubrir lo que un solo individuo era capaz de hacer y contribuir para cambiar el mundo y beneficiar a toda la humanidad. Ese individuo podía ser cualquiera, pero en esa ocasión, se trataba de él mismo.

Su tumba tiene solo una inscripción: "Call me Trimtab" ("llámenme trimtab"). El trimtab es una pequeña lengüeta de equilibrio o alerón en una nave, que permite, con solo un poco de presión, lograr que esa gran nave cambie de rumbo. "Bucky" Fuller usaba esta metáfora para referirse a los cambios que un solo individuo tiene la capacidad de hacer en la gran maquinaria del Estado.


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martes, mayo 30, 2006

No salimos deformes



De izquierda a derecha y en diagonal hacia abajo: Crespo está agarrando el hombro de Rose, Rose está sonriendo porque finalmente es una mujer feliz y yo estoy con una mano escondida. Parecemos los "anchors".

Esto salió en Expresiones, hoy. Allí estamos Andrés, Rose y yo, sentados en primera plana, ocupando el espacio que creo que le correspondía a nuestros y nuestras colegas que tanto tardaron en maquillarse, acomodarse el nudo de la corbata y llegar a donde están.

Esta es una metáfora de nuestra filosofía.

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viernes, mayo 26, 2006

Manifiesto 1

Bueno, ya arrancamos con esto, ahora sí. Tenemos ya tres programas al aire: el del lunes, que fue muy eufórico, aunque no sé qué tan interesante, porque no me acuerdo. La cabina surte en mí un efecto estimulante en cuanto al apetito, e hipnótico y amnésico en cuanto a todo lo demás. Solo puedo concentrarme en esa esponja amarilla que le han puesto a mi micrófono, al que desde hoy denominaré Mic Esponja.

Luego vino el programa del martes. Flojísimo, parecía un té entre excompañeros de colegio que no se ven hace 15 años. Y luego el programa del miércoles, apasionado, con dos llamadas al aire de unas mujeres interesadas en discutir sobre El Código da Vinci. El jueves no hubo Gallera porque se les cayó o quemó una antena, algo así. Lo que hicimos fue reunirnos a comer galletas de soya y ver el foco rojo de las llamadas de teléfono encenderse con desesperación cada 5 minutos, seguramente eran nuestros cientos de miles de radioescuchas y fans reclamando por el amenazante silencio.

Volviendo al martes, algo nos pasó en ese programa. Lo conversamos después, durante el rundown para el miércoles (estos términos radiales me gustan) y llegamos a una conclusión. Estuvimos flojos porque nos creímos el cuento de que somos showbusiness people. “Entertainers”.

Nos quedamos sin temas para discutir; según yo, no pude hacer ningún chiste o comentario ingenioso (Rose dice que sí los hice, pero ella pierde todo criterio cuando admira en exceso a una persona). Andrés se vio sometido por nosotras, en dos ocasiones, a ser “Crespo”, un personaje que nos divierte en las reuniones cuando proclama su ideología nacionalista con una mano sosteniendo la camisa que se acaba de quitar, y la otra, la octava biela.

La clave del asunto está, para mí, en reconocer y no perder nunca de vista que nosotros no somos los galleros ni los que hacen las apuestas. La fuerza de nuestras ideas, de nuestros propósitos, de nuestros motivos, es tan intensa como una lucha a muerte. Nosotros somos los gallos.

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jueves, mayo 25, 2006

Ni mucho ni poco

Hoy nos tomaron una foto grupal al elenco de Telerradio, a propósito del relanzamiento de la radio, evento que se realizará el miércoles de la próxima semana.

La cuestión es que el fotógrafo tenía una Nikon un poco viejita pero que al parecer da buen caldo, muy chévere, de verdad, con un lente "fish-eye" o gran angular, de esos que parecen una bola de adivina. Si alguno de ustedes ha tomado o visto fotos tomadas con esos lentes, sabrá que se parecen a cuando uno se mira en una cuchara. (Yo me miro siempre que pueda en cualquier superficie reflectiva que tenga al alcance).

Lo terrible y relevante (para mí) de esta historia, es que el fotógrafo me dijo, mientras me miraba a través del lente, "hazte para atrás, que se te ve muy deforme".

Quiero saber si alguien más entendió lo que yo entendí.

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lunes, mayo 15, 2006

Se dice de él...


Algo tiene nuestra mascota que la gente se siente impelida a decirle cosas, calificarlo, describirlo, opinar sobre él.

Aclaración importante (aunque innecesaria, porque la gente, como todos sabemos, va a decir siempre lo que le venga en gana):
El ave es un gallo, no una gallina.

Estas son algunas de las frases que hablan de la mascota:
  • Algo tiene la fotografía de la gallina, no puedo dejar de verla.
    - xena
  • Es un gallo, por favor. Es el que trabajó con Tony Kamo, pero renunció y le puso una demanda por acoso sexual al hipnotizador.
    - María Rosa

  • No me gusta cómo me mira ese gallo de la foto.
    - Schiz
  • Menos te va a gustar cuando te arranque los ojos, entonces.
    Avert your gaze!
    - alvarete
  • ¡Aaahhh! Sí, es esa mirada imponente, implacable y sojuzgadora. Es como si supiera de mis pecados.
    - Schiz

  • That is one fantastic chicken.
    - Matthew Keeler, desde Missouri, EE.UU.

  • ese gallo es escorpión, me recuerda a mi padre.
    - edipa

  • este gallo está como picoteando mi pantalla... y la verdad es que sí es hipnótico....
    - marcel

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    domingo, mayo 14, 2006

    Cerca de la gallera

    Hace años yo tenía un blog. Para quienes están aquí porque somos sus amigos pero no saben lo que es un blog: este es un blog.

    Entonces, invité a Andrés a que escribiera un post en ese blog, y me mandó un texto sobre una visita a la gallera. El día que fuimos a TeleRadio a grabar el piloto para el programa, nos metieron en un cuarto de dos por dos, con gradas alfombradas de color rojo sangre, que me recordaron la celda para mujeres de la Comisión de Tránsito. (Nunca estuve detenida yo, sino una persona cercana. Era hombre [la persona cercana]). En fin... El vértigo y la furia residual por una pelea de carro a carro en Pascuales (el tipo de pelea que los gringos suelen considerar un juego mortal, tal vez porque nunca superaron la pica de la guerra fría y querían su propia ruleta rusa; por cierto, el juego se llama "Chicken"), bueno, todo eso me hizo sentir que estaba encerrada en una gallera; acto seguido, lo dije: "Dios mío, esto parece una gallera". Rose se engallitó. Crespo cacareó. Ayala, nuestro productor, sacó uno de a cinco e hizo la primera apuesta del show. Que nos llamemos La Gallera fue solo un destino inevitable. Una tragedia, en el sentido clásico.

    El problema es que yo nunca he estado en una gallera, pero me gusta pensar que cualquier fenómeno de tintes folclóricos y subversivos despierta en mí un interés estético, nostálgico y rebelde, sublimaciones que María Rosa calificaría de cursilerías imperdonables; y Andrés, de fantasías de burguesa educada.

    Ese es el panorama con mis compañeros de cabina.

    Y la cabina es otro destino inevitable: somos gente común y corriente, y la gente común y corriente siempre piensa que le ocurren cosas especiales, que sus conversaciones entre amigos son las más interesantes del mundo y que deberían ser documentadas, inmortalizadas y transmitidas por onda larga o corta; que su familia debería ser la fuente de la que se nutre la industria hollywoodiense y la televisión por cable; que en Ecuador la tierra es tan fértil que tiras una pepa y crece un árbol allí mismo; que el Ají-No-Moto da cáncer...

    Andrés dice que soy una escritora en pausa. Le faltó añadir "en pausa constante". Rose no dice nada todavía, está chuchaqui, seguramente pensando que Andrés tiene razón. Andrés tiene razón. Rose también.

    Yo también.


    Se imprime.

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